No podéis si quiera imaginar la lata que me ha dado José Mari para que colgara las fotos de las dos ultimas tartas y es que como las ha hecho él con su nueva cámara, pues querrá presumir, jijijiji. No sé qué opinareis, pero a mi este oso me encanta.
Esta tarta me la encargó una compañera-amiga de tai-chi, Teresa, para regalársela a su nieta, recién nacida, en el día de su bautizo, a la cual, además, iban a nombrar como a su abuela. El modelo lo eligió la madre de la peque. Me dio muchos quebraderos de cabeza, porque la humedad que estamos sufriendo en estos momentos en la zona, es el peor enemigo del fondant, espero que no se les deshiciera. Prueba de esto, es que al entregar la tarta, el sonajero ya no estaba, pues al envolverlo, como no estaba seco, se quedo pegado al papel celofan y tuvo que ser eliminado.
No lo puedo evitar, ¡me encantan las vistas aéreas!. Espero que les gustara mucho.